Thursday, November 09, 2006

Un relato con Historia


Siguiendo con el tema de la reforma agraria les expongo el testimio de una entrevista hecha a Don Francisco León Tobar, dirigente campesino, y activo partícipe de la Reforma Agraria de la Iglesia Católica y de la llevada por el Estadop Chileno, siendo uno de los primeros beneficiarios y socio originario de la Cooperativa Campesino Los Silos de Pirque, naciada al amparo de Monseñor Manuel Larraín.
Soy Colchagüino, hijo y nieto de inquilinos al igual que yo en 1960, ser inquilino significaba muchas cosas, amar a la familia, el respeto por los mayores y las tradiciones y amar por sobre todo a la tierra ajena que cultivábamos. Hoy día se nos olvida que estos amores se daban en un ambiente de injusticia y paternalismo que a mi me toco vivir.
Ser inquilino significaba una inseguridad que pocos podrían hoy día entender, significaba el tener la posibilidad de ser expulsado cada año del fundo por cualquier motivo, eso obligaba a una vida servil, en la cual todo asomo de rebeldía era castigado con la expulsión. Y así a mi me toco a veces tener que partir por que mi padre no aguantaba que lo explotaran.
En ese ambiente debíamos aguantar el tener que trabajar desde niños, porque nuestros padres estaban obligados a dotar de mano de obra, a esta situación se le conocia como el “obligado”, razón por la cual debiamos abandonar la escuela para responder ante el patrón porque el sistema de inquilinaje obligaba a nuestros padres a aportar más brazos al trabajo del fundo.
Un fundo en el cual solo se nos daban ordenes y se nos negaba pensar, se nos daba una ración y una galleta, recuerdo que mi primer encontrón con el patrón fue cuando reclamé por los porotos con gorgojos que nosotros encontrabamos dignos de chanchos.
Nos vestíamos de las telas de los sacos harineros que cosían nuestras madres para que hablar de zapatos, no los conocíamos hasta bien adelantada la juventud.
Aun hoy mucha gente piensa que ir al campo es llevar de regalo cosas viejas para los pobres y no estaban errados, así era nuestra miserable situación.
No por eso quiero decir que éramos felices a nuestra manera pasábamos la vida amando lo único que conocíamos, algunos utilizando términos siúticos le llamarían alienación , no creo que fuera así, nosotros lo llamábamos “es la suerte del pobre”.
No es que estuviéramos conformes, algunos como mi Padre se revelaban, otros aceptaban para no tener que sufrir un más, porque el invierno era triste al haber perdido el goce y la casa.
Pero nada es eterno, el padre Hurtado ayudo mucho a los pobres de Chile, asi fue denunciando la triste situación del campesinado y los trabajadores, en lo que a nosotros corresponde fue el impulsor de los movimientos rurales. Y fue por allá a los inicios de los años 50 cuando los campesinos de Molina, ayudados por el Colchagüino Cardenal Caro hicieron la primera huelga y la ganaron.
En esos años la Iglesia creo el IER en el cual en un principio participó la SNA, concientes los patrones que el campesino ignorante no podía manejar un tractor, sin embargo ellos se retiraron cuando se empezó a formar líderes campesinos.
Por los años 60 dos Obispos chilenos plantearon que la tierra debía ser entregada a los campesinos, en América ya se hablaba de reforma agraria y Chile tenía un gobierno en el cual los terratenientes influían.
El 58 tuvimos una reforma electoral que terminó con el cohecho y los choclones, recuerdo como cuando habia elecciones, los patrones nos llevaban a todos a votar y nos hacian regalos, y nos decian por quien debiamos de votar, pero con la reforma los terratenientes perdieron su poder político, sin embargo la sóla palabra de reforma agraria los asustaba.
Es aquí donde la obra del cardenal Raíl Silva Henríquez y del Obispo Manuel Larraín adquieren un gran significado, lo cual a mi juicio a un no ha sido reconocido suficientemente.
Ellos hablaron derechamente de que la tierra debía ser entregada a los campesinos, es así que en el año 1962 entregaron 5 fundos a las familias campesinas que los trabajaban como inquilinos , este gesto fue un símbolo que remeció a las conciencias de los chilenos
.

Fueron 5 mil hectáreas las que reformó la Iglesia, estas quedaron minimizadas antes las miles que se expropiaron hasta 1973, sin embargo la semilla la plantó la Iglesia y eso hay que decirlo.
En su deambular de fundo en fundo mi Padre conoció a Don Manuel Larraín, si hasta le enseñó a cabalgar decía él, es así que lo invitó a ser parte de esta experiencia, el ya estaba viejo y me pidió a mi, el único de sus hijos que no había abandonado la tierra que lo acompañara en esta aventura.
Para mí que ya trabajaba en las casas de la hacienda no fue fácil la elección. Por el sistema paternalista yo estaba viviendo cerca del patrón lo que me significaba regalías.
Pero entre trabajar en lo ajeno o en lo mío preferimos con mi esposa el sacrificio de lo nuevo y así llegué con mis monos a los Silos de Pirque, donde se necesitaba completar la dotación de la naciente cooperativa.
Por esos años, tanto don Manuel como don raíl habían creado Comités Técnicos de apoyo a los campesinos, estos comités después se fusionaron y nació el INPROA.
La Iglesia fue la llama que impulsó el sentimiento nacional de simpatía a la causa campesina eso no me cabe duda.
Como tampoco me cabe ayuda que el IIMPROA fue el instituto en el cual se trabajó para que después se extendiera por todo Chile la reforma agraria del Estado.
Fue a partir del trabajo de INPROA en 5 cooperativas pioneras, en la cual quienes participamos en ella, aprendimos a ser libres, a como construir nosotros mismos el destino, no solo nos enseñaron habilidades técnicas sino también nos enseñaron a reclamar cuando había injusticias, fue en el INPROA donde aprendí a ser el dirigente campesino que ahora soy.
Las relaciones con INPROA fueron de dulce y de agras, porque todos estábamos aprehendiendo, se cometieron errores, pero siempre hubo el deseo y el espíritu de hacer las cosas bien, y todos los problemas fueron solucionados con el dialogo y el consenso.
Pero debo volver a decir que lo importante fue comenzar y eso que nadie lo había hecho, la Iglesia lo hizo.
Muchos dirigentes locales y nacionales de los campesinos nacieron de estas 5 cooperativas, y quiero en Gustavo Díaz de Pataguas, Presidente de la antigua Confederación Libertad, rendir mi homenaje a todos ellos.
Hoy día celebramos los 30 años de INPROA, y yo quiero decir que he sido testigo de ese andar, y estoy alegre que aun exista a pesar del duro caminar.

A mi la Reforma Agraria, me dio mucho, y al hacer mi aporte como dirigente, he querido hacer honor a mi Padre que me instó a participar y tomar responsabilidades.
No puedo terminar mis palabras sin decir algo sobre el futuro.

La Reforma agraria significó el desarrollo del campo chileno, pese a quien le pese, la modernización de ella significó explica es actual desarrollo del sector forestal, de las agroindustrias, de la fruticultura.
La Reforma Agraria, fue la esperanza para los campesinos, por ella luchamos, por ella muchos fueron encarcelados, exiliados y muchos de nuestros hermanos muertos o desaparecidos en la dictadura militar, sin embargo aun estamos aquí agradeciendo el haber sido testigos de la historia.

Para mí que la reforma me dio mucho, y lo más importante el poder ser dirigente, y por lo vivido no puedo dejar de tener esperanza en el mañana.

Durante este tiempo hemos sido pacientes, hemos sabido esperar de la transición, mas ha llegado el momento de exigir que se cumplan los anhelos de la reforma.
En el campo aun queda mucho por hacer, durante este tiempo, nuestras organizaciones apenas han sobrevivido no hemos podido, la persecución de la dictadura hacia nosotros fue feroz, no hemos podido renovar nuestros cuadros dirigenciales, los recursos con que contamos son escasos y no podemos esperar más, el país tiene que pagar la deuda con aquellos que sufrieron los embates de la dictadura y la venganza de la contra reforma agraria.
Ojala que la nueva ley de INDAP permita que los recursos se vuelquen en programas que sin ser regalos, nos permitan a costrosos mismos seguir la senda de los años 60, eso no es volver al pasado es sólo terminar lo comenzado, eso es hacer justicia a Hernán Mery, a los Campesinos del Fundo Toro y a los caídos en Lonquen.
Finalmente doy gracias al Altísimo el haber podido hablar este día para agradecer a la Iglesia Católica, al INPROA y a todos los trabajadores del agro y a mis hermanos campesinos, el haber llegado a vivir para hacer y contar esta parte importante de la verdadera historia de la Reforma Agraria Chilena.

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